Soy un enamorado de los libros, lo confieso. Pero para la buena salud de mi bolsillo, tengo prohibido pasar por sitios como La Casa del Libro o la Fnac.
Hace meses que disfruto del servicio de libros en línea de Google. De vez en cuando, descubro pequeñas joyas como esta GUIA DEL VIAGERO EN ESPAÑA.
Describe las seis vías radiales ya existentes en torno al año 1852 y los lugares por los que se pasa, sitios reseñables de aquella época. Según se cuenta en el libro, era complicadísimo moverse de donde uno había nacido: era caro y lento (una semana para ir de Madrid a Barcelona o viceversa o dos semanas para ir a Coruña). El ferrocarril estaba en España todavía en pañales.
Me llaman la atención párrafos como los siguientes:
-A propósito de la regulación del viaje en diligencia (pág. 39) El viagero que no hiciese uso del billete en el dia y la hora designada en él, cualquiera que fuera la causa, ya por detencion de las autoridades, enfermedad u otro motivo, pierde todo derecho.
-La lista de artículos prohibidos introducir en España por la ley de aranceles vigentes del que destaco (pág 41) Libros e impresiones en castellano.
Me resulta curioso el cambio de mentalidad, de vida y costumbres habidos en los últimos 150 años.
Personalmente prefiero leer los libros en papel, pero cuando no se puede, pues no se puede. Y pequeñas joyas como esta merecen el esfuerzo de leerlo aunque sea de forma virtual.
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